LA PATRULLA DEL OCÉANO
Cada día, Toñi iba a la playa con su perrito Luna y una gran bolsa de tela. No iba solo a jugar, sino a buscar plásticos que el océano traía a la orilla. “¡Pobres animales!”, decía al ver trozos de botellas y envoltorios entre las olas.
Un día, encontró a un pequeño pez atrapado en unas anillas de plástico. Con mucho cuidado, lo liberó y lo puso de nuevo en el agua. El pez dio un salto de alegría y desapareció entre las olas.
Esa noche, mientras dormía, soñó que los animales del mar le invitaban a una fiesta secreta bajo el océano. Había caballitos de mar con sombreros, pulpos que tocaban la batería y una tortuga que le dio un collar hecho de conchitas. “Gracias por cuidar nuestro hogar”, le dijeron todos.
Cuando despertó, Toñi supo que quería seguir ayudando. Así que invitó a sus amigos a hacer “La patrulla del océano”, un grupo de niños y niñas que cuidaba la playa y explicaba a otros por qué es importante no tirar plásticos.
Desde entonces, cada día era una nueva aventura ayudando a los animales a vivir felices.
EL SEÑOR BASURA
Había una vez en un mar limpio, una persona que tiraba basura al mar, y los peces y animales se quedaban atrapados en ella.
Era un señor que le gustaba maltratar al planeta porque de pequeño unos niños malos le habían tirado basura a la cara y desde entonces estaba enfadado.
Una niña que pasaba por allí lo vio tirando basura al mar y le preguntó por qué lo hacía.
El señor le contó la historia de cuando era pequeño.
¿Podrías dejar de tirar basura al mar? le preguntó la niña.
Vale, pero tienes que ayudarme a ser buena persona. Dijo el señor.
La niña le enseño a hacer cosas buenas y los dos juntos fueron recogiendo basura por todo el planeta.